En mis ratos de mayor lucidez me hago peguntas sobre cuestiones muy interesantes, que suelen aparecer producto de las mejores conversaciones que tengo con la gente más interesante que conozco. Bueno, sí, es una verdad de perogrullo: a conversaciones con gente interesantem surgen preguntas interesantes. Así funciona la vida, titán (?). Resulta la esposa de Lí (o su compañera, ponele) fue madre de un niño hermoso, hace poco más de un año. Durante varios meses, a medida que su embarazo avanzaba y su panza iba creciendo, la mujer de Lí trabajó en el mercado como si no pasara nada. Recién paró un poco cuando estaba a punto de parir, y en los días posteriores al nacimiento del nene. A las dos semanas, ahí estaba otra vez, cortando salame y queso de máquina en la fiambrería, o en la caja cobrando y dándome caramelos cuando decía que no tenía monedas de cinco centavos para el vuelto. Mientras tanto, el bebé crecía y empezaba a dar sus primeros pasos entre las góndolas y las heladeras del local...