El conurbano bonaerense cuenta con 234 pantallas en las que se puede ver cine de forma colectiva, un número significativamente mayor al que había hace 14 años (en 2004 eran 176), pero similar en comparación al de finales de la década de los setenta. Con una diferencia: las doscientas y pico de salas que existían hace 40 años estaban distribuidas de otra manera, ubicadas en las localidades cabecera de cada partido, en las de segundo orden y hasta en muchos barrios periféricos. Producto de las distintas crisis económicas, las transformaciones tecnológicas y los cambios en los consumos culturales, muchos de los cines tradicionales que fueron pioneros en el Gran Buenos Aires terminaron siendo protagonistas de historias que ni el más macabro de los guionistas podría haber imaginado. Bingos, Iglesias evangélicas, estacionamientos, canchas de fútbol 5, restaurantes en formato tenedor libre, concesionarias de autos y cuanto emprendimiento comercial necesitado de un local con grandes di...