En mis ratos de mayor lucidez me hago peguntas sobre cuestiones muy interesantes, que suelen aparecer producto de las mejores conversaciones que tengo con la gente más interesante que conozco. Bueno, sí, es una verdad de perogrullo: a conversaciones con gente interesantem surgen preguntas interesantes. Así funciona la vida, titán (?).
Resulta la esposa de Lí (o su compañera, ponele) fue madre de un niño hermoso, hace poco más de un año. Durante varios meses, a medida que su embarazo avanzaba y su panza iba creciendo, la mujer de Lí trabajó en el mercado como si no pasara nada. Recién paró un poco cuando estaba a punto de parir, y en los días posteriores al nacimiento del nene.
A las dos semanas, ahí estaba otra vez, cortando salame y queso de máquina en la fiambrería, o en la caja cobrando y dándome caramelos cuando decía que no tenía monedas de cinco centavos para el vuelto. Mientras tanto, el bebé crecía y empezaba a dar sus primeros pasos entre las góndolas y las heladeras del local, hasta que un día no lo vi más.
La semana pasada le pregunté a Lí por su hijo, y me contó que había vuelto a su país (al suyo, no al del niño, que es tan argentino como yo) con la mamá, para criarse con sus abuelas. Después de unos días en China, la compañera de Lí volvería para seguir trabajando junto a él, mientras el bebé se quedaría allá para pasar su infancia en la tierra de sus padres, aprendiendo el idioma y la cultura de ellos.
Y ahí caí en la cuenta que en los supermercados de residentes chinos siempre vi bebés recién nacidos, pero muy rara vez me encontré con niños o niñas de dos años en adelante.
Lí me contó que la mayoría de los supermercadistas de origen chino que viven en el conurbano hacen eso: tienen a los bebés hasta el año y pico de edad, y luego los mandan a criarse con las abuelas o alguna tía que quedó en su patria.
Muy loco. De todas las cosas que aprendí de Lí en los años que lo conozco, esta es la que más me flasheó, porque si hay algo que sabemos todos los que somos nietos o hijos de inmigrantes, es que nuestros abuelos o padres se rompieron el lomo trabajando en este suelo para darle a su descendencia el futuro que en su país de origen no iban a tener.
Resulta la esposa de Lí (o su compañera, ponele) fue madre de un niño hermoso, hace poco más de un año. Durante varios meses, a medida que su embarazo avanzaba y su panza iba creciendo, la mujer de Lí trabajó en el mercado como si no pasara nada. Recién paró un poco cuando estaba a punto de parir, y en los días posteriores al nacimiento del nene.
A las dos semanas, ahí estaba otra vez, cortando salame y queso de máquina en la fiambrería, o en la caja cobrando y dándome caramelos cuando decía que no tenía monedas de cinco centavos para el vuelto. Mientras tanto, el bebé crecía y empezaba a dar sus primeros pasos entre las góndolas y las heladeras del local, hasta que un día no lo vi más.
La semana pasada le pregunté a Lí por su hijo, y me contó que había vuelto a su país (al suyo, no al del niño, que es tan argentino como yo) con la mamá, para criarse con sus abuelas. Después de unos días en China, la compañera de Lí volvería para seguir trabajando junto a él, mientras el bebé se quedaría allá para pasar su infancia en la tierra de sus padres, aprendiendo el idioma y la cultura de ellos.
Y ahí caí en la cuenta que en los supermercados de residentes chinos siempre vi bebés recién nacidos, pero muy rara vez me encontré con niños o niñas de dos años en adelante.
Lí me contó que la mayoría de los supermercadistas de origen chino que viven en el conurbano hacen eso: tienen a los bebés hasta el año y pico de edad, y luego los mandan a criarse con las abuelas o alguna tía que quedó en su patria.
Muy loco. De todas las cosas que aprendí de Lí en los años que lo conozco, esta es la que más me flasheó, porque si hay algo que sabemos todos los que somos nietos o hijos de inmigrantes, es que nuestros abuelos o padres se rompieron el lomo trabajando en este suelo para darle a su descendencia el futuro que en su país de origen no iban a tener.
Todavía no me animé a preguntarle a Lí por qué trabaja a destajo los 365 días del año. Cuando tenga esa respuesta prometo compartirla con ustedes.
Comentarios
Es así, los tipos tienen una capacidad de sacrificio indescriptible, por eso en 40 años van a dominar el planeta ¿qué van a decir ese día los Nac&Pop? ¿van a patalear contra el imperilismo chino? ¿van a denunciar las "injusticias" siendo que nunca trabajaron ni la mitad que el chino promedio?
En el mundo hay cientos de millones de personas trabajando a destajo, aquí vivimos de la renta agraria. Pobres de nosotros.
Respecto a los niños chinos, si mal no recuerdo, cuando yo estudiaba estaban casi todos en sociales.
Creo que es la famosa "China comunista".
La china(son todos iguales) tuvo el año pasado y ahora no esta mas el pendex
Sucede que la inmigración china suele estar asociada a una estrategia global de familias extendidas, a diferencia de buena parte de la inmigración galléguico/tanística del siglo pasado, donde predominaban los grupos familiares nucleares, y hasta los hombres y mujeres solas. Este tipo de redes familiares también funcionan con los bolivianos, al menos lo de las quintas.
Un detalle interesante, es que económicamente es muy racional y suele ser exitoso, fijate que también los turcos del NOA, y en menor medida los judíos, fueron inmigrantes con redes de parentesco muy sólidas capaces de plantear estrategias colectivas. Les fue bien y cómo.
Siempre me llama la atención (la otra cara de la moneda) el isomorfismo entre los prejuicios antiturcos o antisemitas con las pavadas que se escuchan de los chinardos (Gran Ricardo dixit). Al menos en las primeras generaciones, esas estrategias entran en conflicto con otro tipo de integración en la sociedad envolvente. O no, que se yo.
Son tramas culturales diferentes las europeas y las asiáticas. Ahora, no estoy tan seguro que la inmigración latinoamericana se parezca a una de las dos. Más bien la veo como una tercera posición. Bahm, creo...
Gran revelación Conu.
Vendrán como perros sedientos en busca del agua, lo dijo Ludovica Squirru.
Luego de un tiempo, la madre ya no estaba trabajando, y vino a suplantarla otra mujer. La niña también dejó de aparecer. Luego de un tiempo vuelve la madre pero la niña ya no está.
En este caso me suena raro que vaya a educarse a China, sabiendo los grandes problemas con las "niñas" en el tema del control de la población.