Al ser una realidad que se encuentra bien lejos de los grandes centros urbanos, ningún medio de comunicación se ocupa del tema. No se sabe, ni siquiera, cuántos son. Se sabe, por comentarios que se transmiten de generación en generación (a mí me lo contó mi abuelo), que viven en los márgenes del sistema, y que deben lidiar con condiciones de vida (y de laburo) prácticamente infrahumanas. Y se dicen sobre ellos, también, cosas increibles.
Según estimaciones oficiales, los trabajadores golondrinas son unos 400 mil en todo el país, aunque dadas las elevadísimas tasas de informalidad laboral que existen en el sector del empleo rural, esos número puede ser más elevado.
Los trabajadores golondrinas son personas que tienen empleos temporarios, y que llevan esa denominación porque, como las aves, van migrando de provincia en provincia en busca de mejores oportunidades para su subsistencia. El hecho que va marcando la migración estacional está dado por los diferentes tiempos de cosecha. Por ejemplo: cuando termina la zafra en Tucumán, viajan a Río Negro para la cosecha de manzanas y peras.
Históricamente, el peón golondrina ha residido en alguna provincia del norte argentino, y se traslada hacia el sur cuando el trabajo en su Provincia se acaba y llega el momento de viajar.
Las principales actividades que absorben este tipo de mano de obra estacional son la fruticultura del Alto Valle del Río Negro, la vitivinicultura de la zona de Cuyo, la economía del olivo en La Rioja y Catamarca.
En lo últimos años, el auge de las economías regionales ha generado que nuevas regiones del territorio argentino se involucren en esta práctica, como la producción citrícola del NEA y de Tucumán, o la cosecha de arándanos en el sur de Entre Ríos y la Provincia de Buenos Aires.
Ayer, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la implementación de una medida que los beneficia de manera directa, algo que no sucedía desde los primeros gobiernos de Juan Perón.
El sindicato que debería defender a los golondrinas es la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), que dirige Gerónimo "Momo" Venegas, un hombre que por estas horas está muy ocupado con la campaña presidencial de su jefe político, Eduardo Alberto Duhalde, y que no tiene tiempo para ocuparse de estas pavadas.
Hace un rato, Radio Provincia entrevistó a Venegas, que ponderó la medida anunciada por la Presidenta, con los peros que le corresponden, por supuesto.
Tardó un día, el Momo. Lento. Como Atanasof.
Según estimaciones oficiales, los trabajadores golondrinas son unos 400 mil en todo el país, aunque dadas las elevadísimas tasas de informalidad laboral que existen en el sector del empleo rural, esos número puede ser más elevado.
Los trabajadores golondrinas son personas que tienen empleos temporarios, y que llevan esa denominación porque, como las aves, van migrando de provincia en provincia en busca de mejores oportunidades para su subsistencia. El hecho que va marcando la migración estacional está dado por los diferentes tiempos de cosecha. Por ejemplo: cuando termina la zafra en Tucumán, viajan a Río Negro para la cosecha de manzanas y peras.
Históricamente, el peón golondrina ha residido en alguna provincia del norte argentino, y se traslada hacia el sur cuando el trabajo en su Provincia se acaba y llega el momento de viajar.
Las principales actividades que absorben este tipo de mano de obra estacional son la fruticultura del Alto Valle del Río Negro, la vitivinicultura de la zona de Cuyo, la economía del olivo en La Rioja y Catamarca.
En lo últimos años, el auge de las economías regionales ha generado que nuevas regiones del territorio argentino se involucren en esta práctica, como la producción citrícola del NEA y de Tucumán, o la cosecha de arándanos en el sur de Entre Ríos y la Provincia de Buenos Aires.
Ayer, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la implementación de una medida que los beneficia de manera directa, algo que no sucedía desde los primeros gobiernos de Juan Perón.
El sindicato que debería defender a los golondrinas es la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), que dirige Gerónimo "Momo" Venegas, un hombre que por estas horas está muy ocupado con la campaña presidencial de su jefe político, Eduardo Alberto Duhalde, y que no tiene tiempo para ocuparse de estas pavadas.
Hace un rato, Radio Provincia entrevistó a Venegas, que ponderó la medida anunciada por la Presidenta, con los peros que le corresponden, por supuesto.
Tardó un día, el Momo. Lento. Como Atanasof.
Comentarios
Te cambio a Atanasof por el Momo, sin dudar. Y Luisito?
en mar del plata y otros lugares de la costa esto le cambiara la vida a mucha gente. repito le cambiara la vida a mucha gente. aunque a quien vive en barrio norte no le importe, y hasta lo critique, si son increibles estas gentes de soberbia, desinteres por el pueblo.
muchos hoteles, restaurant, etc
no se los guardavidas, tienen un buen sindicato. beneficia a mucha gente, q el resto del año hace alguna changa o espera...
escribí hace un tiempo acerca de los trabajadores de la zafra de Tucumán. Hay ahí un audio con testimonios de la hija de una trabajadora rural, que habla un poco acerca de las condiciones de vida que conlleva ese tipo de actividad. Y de como se les va arruinando la salud velozmente.
http://marianomundophoto.blogspot.com/search?updated-max=2010-10-08T21%3A16%3A00-03%3A00&max-results=15
Un abrazo
Yo fui RRHH en una pyme de Casanova y eso de no ser blanqueado era una fija. En ese lugar los mandaban a pensar si querían seguir en changas o laburar en blanco, pero que no los podían tener en negro. y digamos que un 30% prefería no tomar el trabajo. Porque ya había aprendido a arreglárselas en la malaria.
Luis: gracias capo.
Mariano: tremenda la entrevista. Pero una cosa que yo también omití en el blog: el sindicato de los cañeros es la FOTIA, que conduce Roberto Palina, un tipo que no es el Momo pero que igual deja bastante que desear.
Iván: está bien, entiendo lo que decís, pero a mi me parece que esas decisiones están condicionadas por un una situación económica.