Como entre la gente con la que hablaba estaba muy instalado que era "para grandes", la agarré bastante empezada, casi al final, por eso creo que no la pude apreciar lo suficiente.
Además, sus competidores la acusaban de estar hecha "con dos mangos", y que los tipos que laburaban ahí, salvo alguna que otra excepción, no eran profesionales, sino gente sin experiencia que por primera vez tenía la oportunidad de trabajar en una producción de ese estilo.
Encima, como si faltara algo, los chetos te decían que se trataba de una historia "de negros", acusación letal en tiempos de miedo al discurso único que determina gran parte de tus horas libres; de tus deseos; de tus ganas de consumir; de tus simpatías políticas; y lo que es peor de todo: de tu libertad.
Cuando me di cuenta que todo eso era un verso y que en realidad Moonlihgt estaba hecha para que la pudiera disfrutar cualquier persona sensible que tuviera ganas de pasar un buen momento, ya era demasiado tarde y la habían sacado de cartel.
Dos salones, tres barras y ese jardín inmenso que cuando explotaba de gente se convertía en una tercera pista para bailar a cielo abierto. Que lujo hermano ¡Y en Wilde! ¡A 20 cuadras de casa!
No sé ustedes, pero yo la extraño bocha. Van a ser 20 años que está cerrada. Me enteré que hace unos años la volvieron a abrir para hacer un par de fiestas privadas, pero no es lo mismo.
Volvé Moonlight, no sabés cuánta falta hacés.
Comentarios