Pasaba muy seguido con el tren que viene de Escobar hasta Ballester, conocido como "El pata". En José León Suarez, frente a los galpones de T.B.A. iba creciendo un asentamiento muy precario, que despertaba mi curiosidad ¿De dónde vendría esta gente? ¿De Paraguay, Bolivia, Perú, las provincias del norte? ¿Tan mal estarían las cosas en su terruño como para venir hasta acá a vivir así?
Conocía villas terribles, como La Matera en Solano, la Fate en San Fernando, Las Catonas en Moreno, el asentamiento El Mirador en Escobar, que me parecía de lo más precario.
Quiso el destino que una vez me tocara hacer una nota en ese asentamiento, al que yo consideraba una extensión de la Villa Independencia, que está detrás del Polo textil de J.L. Suarez.
Allí entrevisté a Estela Belisan, una militante social que buscaba mejorar la espantosa situación de la gente del barrio. Ella me contó que toda la gente era de San Martín, que ya no cabía en sus villas, fundamentalmente la Independencia; que un puntero les dió vía libre para armar este nuevo asentamiento, al que bautizaron 13 de marzo por el día que ocuparon las tierras. La promesa era tener un lugar hasta que saliera un proyecto del Plan Federal de Viviendas a construir cerca, en tierras aledañas al Ceamse.
La hija de Estela vive en el asentamiento con su familia, es sanmartinense de cuarta generación, la mayoría, en el 2008, todavía vivía del cartoneo, por eso buscan la proximidad del tren. Pero había obreros, trabajadores cuentapropistas, y casi no existía el delito porque estaban bien organizados y todos se conocían.
La nota se publicó y motivó una visita del Intendente Ivoskus, al que acompañé. Ya se había desarmado en gran parte la organización interna, por la larga espera de novedades sobre el Plan Federal.
Apenas llegó el Intendente, se armó una asamblea. Los pedidos eran tres: Agua, arreglo y relleno de la calle que atraviesa el predio, para poder salir con los carros cartoneros, casi siempre tirados por mujeres, y una posta sanitaria que funcione allí, porque cuando van a otros sentían en carne propia la discriminación.
El jefe comunal accedió, tiró un caño, cosa que me alegró porque del viejo tanque que cargaba agua en las locomotoras que iban rumbo a San Pedro y Rosario, caía permanentemente un chorro, y esa agua, tan a mano, era inascible para los habitantes.
Se rellenó la calle y se armó una posta sanitaria con guardia de enfermería permanente de día y un médico que iba varias veces por semana.
Cuando el Dr. Zin asumió el ministerio de salud provincial, la primera visita que hizo en el conurbano fue, también con Ivoskus y conmigo, a ese asentamiento; lo que vió el ex ministro mediático le pegó tanto que lo puso al borde de una descompostura.
Las fotos son elocuentes, no vale la pena agregar ningún comentario.
Estela me contaba que en San Martín es muy difícil y muy caro conseguir aunque sea una pieza, por eso florecen las villas por doquier, que la gente nació por ahí, fue a la escuela y tiene a sus parientes en la zona, por lo que no se quiere ir a vivir a alguna localidad cercana a la vía del tren del Mitre, que son personas que en muchos casos podrían pagar una pequeña cuota por una vivienda digna, no todos, obvio, porque algunos presentan deficiencias educativas y culturales tan enormes que solo los espera una vida de marginación, a no ser que se produzca una verdadera revolución edificadora y educativa, y no se corra siempre de atrás al déficit habitacional.
Fui un par de veces más, del Plan Federal ni noticias. El asentamiento sigue creciendo, pero sin la organización original ya entra cualquiera para hacer cualquier negocio. Este es el fracaso más grande del capitalismo. Esta es la última esquina de la civilización.
Conocía villas terribles, como La Matera en Solano, la Fate en San Fernando, Las Catonas en Moreno, el asentamiento El Mirador en Escobar, que me parecía de lo más precario.
Quiso el destino que una vez me tocara hacer una nota en ese asentamiento, al que yo consideraba una extensión de la Villa Independencia, que está detrás del Polo textil de J.L. Suarez.
Allí entrevisté a Estela Belisan, una militante social que buscaba mejorar la espantosa situación de la gente del barrio. Ella me contó que toda la gente era de San Martín, que ya no cabía en sus villas, fundamentalmente la Independencia; que un puntero les dió vía libre para armar este nuevo asentamiento, al que bautizaron 13 de marzo por el día que ocuparon las tierras. La promesa era tener un lugar hasta que saliera un proyecto del Plan Federal de Viviendas a construir cerca, en tierras aledañas al Ceamse.
La hija de Estela vive en el asentamiento con su familia, es sanmartinense de cuarta generación, la mayoría, en el 2008, todavía vivía del cartoneo, por eso buscan la proximidad del tren. Pero había obreros, trabajadores cuentapropistas, y casi no existía el delito porque estaban bien organizados y todos se conocían.
La nota se publicó y motivó una visita del Intendente Ivoskus, al que acompañé. Ya se había desarmado en gran parte la organización interna, por la larga espera de novedades sobre el Plan Federal.
Apenas llegó el Intendente, se armó una asamblea. Los pedidos eran tres: Agua, arreglo y relleno de la calle que atraviesa el predio, para poder salir con los carros cartoneros, casi siempre tirados por mujeres, y una posta sanitaria que funcione allí, porque cuando van a otros sentían en carne propia la discriminación.
El jefe comunal accedió, tiró un caño, cosa que me alegró porque del viejo tanque que cargaba agua en las locomotoras que iban rumbo a San Pedro y Rosario, caía permanentemente un chorro, y esa agua, tan a mano, era inascible para los habitantes.
Se rellenó la calle y se armó una posta sanitaria con guardia de enfermería permanente de día y un médico que iba varias veces por semana.
Cuando el Dr. Zin asumió el ministerio de salud provincial, la primera visita que hizo en el conurbano fue, también con Ivoskus y conmigo, a ese asentamiento; lo que vió el ex ministro mediático le pegó tanto que lo puso al borde de una descompostura.
Las fotos son elocuentes, no vale la pena agregar ningún comentario.
Estela me contaba que en San Martín es muy difícil y muy caro conseguir aunque sea una pieza, por eso florecen las villas por doquier, que la gente nació por ahí, fue a la escuela y tiene a sus parientes en la zona, por lo que no se quiere ir a vivir a alguna localidad cercana a la vía del tren del Mitre, que son personas que en muchos casos podrían pagar una pequeña cuota por una vivienda digna, no todos, obvio, porque algunos presentan deficiencias educativas y culturales tan enormes que solo los espera una vida de marginación, a no ser que se produzca una verdadera revolución edificadora y educativa, y no se corra siempre de atrás al déficit habitacional.
Fui un par de veces más, del Plan Federal ni noticias. El asentamiento sigue creciendo, pero sin la organización original ya entra cualquiera para hacer cualquier negocio. Este es el fracaso más grande del capitalismo. Esta es la última esquina de la civilización.
Comentarios
Me acuerdo que yendo en el tren a rosario, justo atrás de la estación de josé león suarez ví ese asentamiento. Nunca había visto algo así, encima después de unos días de lluvia era algo imposible.
¿Este sería el himno oficial del conurbano?
http://www.youtube.com/watch?v=vBfE81a18qc&feature=related
Quique: no conocía la canción, gracias! Me pasa con Copani que como no le doy mucha bola, cada vez que escucho una canción suya me emociona y me gusta.
saludos
grazias
Fabrizio