Las ocupaciones de tierras en el Gran Buenos Aires no son un fenómeno reciente ni mucho menos. Se trata del origen de las Villas Miseria, surgidas a finales de la década del treinta, cuando la demanda de mano de obra que generaban las fábricas de la periferia de Buenos Aires, se convirtió en un polo de atracción de cientos de miles de familias obreras del interior del país.
Lo que sí se dio a partir de los años ochenta, fue el fenómeno de asentamientos: ocupaciones semi espontpontáneas de tierras fiscales y/o privadas, que se multiplicaron en el conurbano, por parte de miles de familias que, frente a la insatisfacción de una necesidad tan básica como la del techo propio, comenzaron a organizarse en comisiones barriales y asambleas de vecinos, en procura de concretar dicha demanda.
La característica fundamental de aquellos asentamientos, a diferencia de las villas, era que se trataban de un fin en sí mismos, y no de lugares de tránsito "hasta que las cosas mejoren"*. El asentamiento es el cimiento de la construcción futura del barrio, un lugar donde concretar el sueño de "la casa propia".
En la década del ochenta (como ocurrió en los noventa con la emergencia de los Movimientos de Trabajadores Desocupados), las tomas de tierras fueron estigmatizadas desde los gobiernos de turno y los medios de comunicación guardianes del régimen, como una iniciativa de "lúmpenes y delincuentes", fomentada y dirgida por "nostálgicos de la subversión", sufriendo, por añadidura, el constante hostigamiento de las fuerzas de seguridad.
El 5 de junio de 1988, una represión en el asentamiento Nueva Jerusalem de San Francisco Solano, terminó con las vidas de Agustín Ramírez y Javier Sotelo, dos jóvenes militantes de las Comunidades Eclesiales de Base, que por aquellos años organizaban las ocupaciones de tierra en el sur del conurbano en demanda de tierra y vivienda.
No se trató de una represión más (de las tantas que se han producido en los desalojos de tierras) sino que se trató de dos asesinatos selectivos, dado que ambos militantes fueron ejecutados luego de una razzia que se realizó en el barrio. Prueba irrefutable de ello, es que primero asesinan a Sotelo, muy parecido físicamente a Ramírez, a quien luego los policías bonaerenses fueron a buscar, cuando advirtieron que el muerto que tenían en sus manos no era el que necesitaban.
Lo increíble del caso es que tanto Ramírez como Sotelo, además de ser militantes cristianos, eran peronistas que habían trabajado en la campaña electoral del por entonces Intendente de Quilmes, Eduardo Camaño, que les había hecho la promesa de apurar una solución para el problema de la tierra en Solano.
Cuando aquel grupo de vecinos se volvió un problema, dado que desde su publicación barrial, "Latinoamérica Guacha" empezaron a denunciar la inacción Municipal con el tema de la vivienda, Camaño comenzó a acusarlos ante los medios locales, lisa y llanamente de "subversivos", intentando ponerles a la opinión pública en contra, y tratando de conseguir el aval del gobierno provincial para implementar la represión.
En 1988, vaya paradojas del destino, la policía bonaerense estaba en manos de Luis Brunati, por entonces Ministro de Gobierno de la Provincia, quien no pudo o no supo encarar la forma de en poner en caja a una Policía que había heredado de la gestión radical anterior. Al poco tiempo, debió dejar su cargo sin haber modificado ni un ápice de los aspectos que peor caracterizaban a la futura mejor policía del mundo (Duhalde dixit).
Otro dato de relevancia histórica si se quiere, es que el titular de Tierras de la Provincia en aquella época era Rodolfo Rodil, actualmente integrante de la Coalición Cívica, con su sello "Encuentro Popular", y ex operador político de Martín Sabbatella en la Intendencia de Morón.
La gestión de Rodil fue bastante intrascendente (pocas veces se movió en favor de las familias necesitaban solucionar su problema de vivienda en el conurbano), y al poco tiempo dejó también su cargo.
La primera ocupación del barrio "Nueva Jerusalem" fue en 1982, y todavía muchos vecinos recuerdan que en aquél momento llegaron enseguida las topadoras, y que quienes defendieron la toma fueron las mujeres y los niños. Ante la perplejidad de propios y ajenos, pararon las máquinas que había enviado la intervención militar y lograron que las autoridades tuvieran que negociar.
Al día de hoy en Solano, todo el mundo coincide en destacar los valores que transmitía Agustín, y muchos compañeros y familiares siguen masticando la bronca de saber que su muerte no fue una casualidad. Que sus verdugos materiales e intelectuales, conocían de quién se trataba.
Agustín Ramírez vivía en la calle 891, que poco tiempo después de su muerte fue bautizada con su nombre por familiares y vecinos del barrio.
Comentarios
Se llama Crónica Villera y por supuesto que esta noche leo este post y paso el tema:
Su letra arranca así:
Agustín Ramírez, militante catolico
murió acribillado
una noche de junio
balas con sabor a policía
concretaron el final
de la amenaza.
A pesar del escandalo
que ha generado el crimen
en el asentamiento
La letra sigue mucho más.
Si querés te lo paso por mp3 para que lo cuelgues
Un abrazo
Un abrazo
Eduardo: Lo de Brunati es opinable y, en mi opinión, utilizó el tiempo que estuvo en el gobierno provincial para instalarse como un "Ministeriable" de Cafiero Presidente. Se la pasaba dando entrevistas a sus medios amigos, llorisqueando sobre la situación de la Policía. En concreto, no hizo nada. Sobre todo si se lo compara con lo que hizo León Arslanian, 10 años después que él, y en un contexto mucho más desfavorable (Brunati heredó una policía absolutamente desprestigiada de cara a la sociedad. Habían pasado solo cuatro años del final de la dictadura, y unos meses apenas de "La Masacre de Budge". Era un momento más que propicio para hacer una limpieza a fondo, y no lo hizo)
En cuanto al Subsecretario de Tierras, era Rodolfo Rodil. Tengo los diarios de la época. Dodero vino después.
saludos!
Saludos
No, si Pino está cada vez más gagá, parecido a Bergara Leumann, y haciendo campaña por Capital hablando de las mineras en el Sur...
Conozco bastante de cerca el tema, primero porque Francisca (la madre de Agustín) trabajaba con mis viejos en esa época y segundo porque milité mucho tiempo en el espacio que en su momento conducía Luis Brunatti y después Rodolfo Rodil (Encuentro Popular).
Para empezar, la defensa cerrada de los barones del conurbano que haces desde tu blog, supuesta defensa en contra de la política blanca y pura de los sectores medios y sus formadores de opinión (Clarín, La Nación, el mismo Página) te tendría que permitir al menos, hacer una lectura un poco menos recortada de la que hacés en este caso.
Tu artículo parece un ensayo digno de los editores de Clarín, empezás acusando a Camaño (intendente de Quilmes en esa época, cafierista,duhaldista, kirchnerista, en definitiva siempre oficialista) y en el medio lo metes a Brunatti y lo dejas peor parado a este último porque hoy bebe de otras aguas.
Brunatti sin temor a equivocarme fue por lejos el mejor ministro que tuvo Cafiero. Leal, laburador, con algunas convicciones a las cuales nunca renunció (cuando el resto y muchos de los barones que vos defendes con tanto ahínco lo hicieron siempre y lo seguirán haciendo, porque está en su lógica ya lo decía el tango "hoy un homenaje mañana una traición"),de hecho se fue cuando los peronistas que vos tanto bancas se quedaron, haciendo menemismo explícito desde el duhaldismo que bajaba todas las banderas. (el abrazo del turco con el Almirante Rojas es un símbolo de esos tiempos).
En ese giro (renunciamiento a la lucha y a las banderas) del pernismo bonaerense a la derecha Brunatti siguió el camino de sus convicciones y armó un partido con lo que en ese momento se podía. Partido que entre otras cosas cuando los gordos burócratas-traidores-devenidos-empresarios se fagocitaban el patrimonio nacional llevaba de candidato a gobernador de la provincia al cpro. Saúl Ubaldini.
Brunatti heredó la policía de Camps (la gobernación de Armendáriz no cuenta es como un gran hiato) y no estuvo dispuesto a hacer con ella ningún tipo de arreglo. Camaño como tantos otros intendentes del conurbano vivió negociando con los mismos, macarteando compañeros y cebando a las bestias para que concretaran sus fechorías.
El relato de la historia no empieza cuando vos queres ni es como vos queres, tampoco como yo quiero, pero yo a Brunatti lo banco hoy, mañana y siempre a pesar de que caminemos en espacios políticos diferentes y aún irreconciliables.
Prefiero equivocarme con el Che Guevara a tener razón con Ghioldi.
Un abrazo peronista.
Yoel
En cambio, sí le di a Eduardo mi opinión sobre Brunati en mi comentario anterior, y por supuesto lo sostengo.
No digo que sea un mal tipo ni nada que se le parezca. Apenas que fue un mal Ministro (de los que me acuerdo, el mejor Ministro de Cafiero fue Floreal Ferrara, por varios cuerpos de ventaja sobre todos los demás).
Pero igual vale la crítica. Mucho.
Abrazo Peronista
Probablememte Brunatti haya pecado de soberbia e ingenuidad.
En algún momento la seguimos con la Gobernación de Cafiero.
En relación a Brunati acuerdo con los comentarios anteriores. Puede haber tenido varios errores pero era un tipo más que honesto y laburador.
En relación a Rodil, y más alla de su ubicación actual en política, creo que hizo bastante por varios asentamientos que conozco en Morón, Ituzaingó, Moreno, etc. Son varios los dirigentes de esos barrios que todavía guardan un buen recuerdo de él y de su mano derecha, Ricardo Vallarino.
No es verdad que no empujó desde su cargo. Si no dió para más fué porque el gobierno, empezando por su gobernador, estaba en cualquiera.
Saludos