Ahora parece fácil: cualquier pibe o piba de entre 15 y 25 años conoce o tiene acceso a algún espacio de militancia política, sindical y/o cultural. No hay que hacer demasiado esfuerzo para encontrarse con un local adonde se haga política, en cualquiera de sus formas.
Si hay algún tipo de inquietud, los canales de manifestación de las ideas están a la vuelta de la esquina. Y los que todavía no se metieron, lo están pensando, porque tienen un amigo, una novia, un primo, o una vecina que "milita".
Por supuesto que esta realidad no le quita ningún mérito a los pibes y las pibas que están formando parte de esta verdadera revolución cultural que se extiende por todo el teritorio de la República Argentina. Pero sí realza los logros de aquellas personas que cuando no había casi lugares en los cuales se podían expresar las inquietudes de lo jóvenes, abrieron desinteresadamente las puertas de sus casas.
Y ahí están las Madres, casi como una de las pocas excepciones entre aquellos referentes políticos y sociales que, de manera incondicional, le dieron lugar "a los pibes" durante la década de los noventa.
Claro que los hubo en otros lugares, aunque también hay que decir que en esos "otros lugares" se les daba lugar a los pibes en un marco de proceso político que implicaba una estrategia de acumulación. Todos, desde la izquierda peronista hasta la CTA, pasando por la izquierda marxista y los Movimientos de Desocupados, ofrecían un espacio a la juventud para utilizarla como correa de transmisión que legitimara los proyectos políticos que más o menos fracasaban en su intento por detener al tsunami neoliberal que por entonces sumergía al país en un marasmo social sin precedentes.
Las Madres, en cambio, no pedían ninguna contraprestación. Me acuerdo de Hebe, en el 95 o 96, abriendo la Casa de Las Madres a cualquier pibe que quisiera estar ahí, sin preguntarle de dónde venía, ni que quería hacer en ese lugar.
Había sido tal el mal trato que habían sufrido las Madres por parte de las autoridades más importantes del Estado Argentino durante todos los años de Democracia, que Hebe había decidido quedarse con nosotros, con los nadies. Los pibes que habíamos nacido durante la Dictadura, y que ya en edad de tener la capacidad de pararnos de manos, no teníamos lugar en donde expresar nuestras inquietudes.
Pueden dar fe de esto que estoy diciendo mis compañeros de aquel entonces, aquellos y aquellas que me enseñaron a caminar este camino: Mariano Otero, Nahuel Valcarce, Azul Lombardía, Julieta Calmels, Julieta Otero, Laura Bondarevsky, Claudia Colaso, Emiliano Re, Laura Pouzzo, Paulita Fernández, Juanse Ré, Manuela Valcarce, Sergio (Cacho), Fernando Aita... en fin, me estoy olvidando de un montón de gente de La Máquina de Mirar, pero ellos y ellas saben de lo que hablo.
Y también, me consta, pueden dar fe de la generosidad de Hebe para abrir las puertas de su casa, aquellos integrantes de las Organizaciones Sociales que pudieron estudiar en la Universidad Popular sin arancel alguno, porque las Madres habían decidido un cupo de becas ilimitado, para todos los militantes que quisieran seguir ahí la carrera que quisieran.
Néstor Kirchner conocía perfectamente todas y cada una de las actitudes que habían tenido las Madres en todos sus años de lucha. Por eso, más allá de la reivindicación hacia una generación de la que él mismo había formado parte, el hecho de recuperar la lucha de Las Madres y su generosidad para con las nuevas camadas de militantes que surgieron en medio de la debacle neoliberal, no se pueden escindir del fenómeno de explosión militante que se da en estos días.
Es imposible explicar, por ejemplo, al fenómeno de La Cámpora, sin tener en cuenta el impulso que las Madres nos dieron como generación, cuando recién asomábamos a la militancia política. El primer dirigente político que entendió esa circunstancia fue Néstor Carlos Kirchner, y es por eso que quienes hoy le faltan el respeto a Hebe y se mofan de la generosidad de las Madres, no solo insultan a la memoria de los treinta mil, sino que también pisotean el legado político de Néstor.
Personalmente, me importa un rábano lo que puedan decir de Hebe los mulos de Ernestina, Magnetto y Fontevecchia. Se trata de gente que históricamente estuvo agazapada, esperando el momento para dar el zarpazo que atacara lo más profundo de la escencia de las Madres: su propia nobleza.
Los que si me preocupan son aquellos compañeros y compañeras que no conocen en profundidad esta historia y hablan por boca de ganso o, lo que es peor, tienen opiniones de circunstancia, basadas en cálculos electoralistas.
Todavía hay tiempo, compañeros y compañeras, de tener un poco de vergüenza y mirarse un minuto al espejo, antes de no poder levantar la vista.
Si hay algún tipo de inquietud, los canales de manifestación de las ideas están a la vuelta de la esquina. Y los que todavía no se metieron, lo están pensando, porque tienen un amigo, una novia, un primo, o una vecina que "milita".
Por supuesto que esta realidad no le quita ningún mérito a los pibes y las pibas que están formando parte de esta verdadera revolución cultural que se extiende por todo el teritorio de la República Argentina. Pero sí realza los logros de aquellas personas que cuando no había casi lugares en los cuales se podían expresar las inquietudes de lo jóvenes, abrieron desinteresadamente las puertas de sus casas.
Y ahí están las Madres, casi como una de las pocas excepciones entre aquellos referentes políticos y sociales que, de manera incondicional, le dieron lugar "a los pibes" durante la década de los noventa.
Claro que los hubo en otros lugares, aunque también hay que decir que en esos "otros lugares" se les daba lugar a los pibes en un marco de proceso político que implicaba una estrategia de acumulación. Todos, desde la izquierda peronista hasta la CTA, pasando por la izquierda marxista y los Movimientos de Desocupados, ofrecían un espacio a la juventud para utilizarla como correa de transmisión que legitimara los proyectos políticos que más o menos fracasaban en su intento por detener al tsunami neoliberal que por entonces sumergía al país en un marasmo social sin precedentes.
Las Madres, en cambio, no pedían ninguna contraprestación. Me acuerdo de Hebe, en el 95 o 96, abriendo la Casa de Las Madres a cualquier pibe que quisiera estar ahí, sin preguntarle de dónde venía, ni que quería hacer en ese lugar.
Había sido tal el mal trato que habían sufrido las Madres por parte de las autoridades más importantes del Estado Argentino durante todos los años de Democracia, que Hebe había decidido quedarse con nosotros, con los nadies. Los pibes que habíamos nacido durante la Dictadura, y que ya en edad de tener la capacidad de pararnos de manos, no teníamos lugar en donde expresar nuestras inquietudes.
Pueden dar fe de esto que estoy diciendo mis compañeros de aquel entonces, aquellos y aquellas que me enseñaron a caminar este camino: Mariano Otero, Nahuel Valcarce, Azul Lombardía, Julieta Calmels, Julieta Otero, Laura Bondarevsky, Claudia Colaso, Emiliano Re, Laura Pouzzo, Paulita Fernández, Juanse Ré, Manuela Valcarce, Sergio (Cacho), Fernando Aita... en fin, me estoy olvidando de un montón de gente de La Máquina de Mirar, pero ellos y ellas saben de lo que hablo.
Y también, me consta, pueden dar fe de la generosidad de Hebe para abrir las puertas de su casa, aquellos integrantes de las Organizaciones Sociales que pudieron estudiar en la Universidad Popular sin arancel alguno, porque las Madres habían decidido un cupo de becas ilimitado, para todos los militantes que quisieran seguir ahí la carrera que quisieran.
Néstor Kirchner conocía perfectamente todas y cada una de las actitudes que habían tenido las Madres en todos sus años de lucha. Por eso, más allá de la reivindicación hacia una generación de la que él mismo había formado parte, el hecho de recuperar la lucha de Las Madres y su generosidad para con las nuevas camadas de militantes que surgieron en medio de la debacle neoliberal, no se pueden escindir del fenómeno de explosión militante que se da en estos días.
Es imposible explicar, por ejemplo, al fenómeno de La Cámpora, sin tener en cuenta el impulso que las Madres nos dieron como generación, cuando recién asomábamos a la militancia política. El primer dirigente político que entendió esa circunstancia fue Néstor Carlos Kirchner, y es por eso que quienes hoy le faltan el respeto a Hebe y se mofan de la generosidad de las Madres, no solo insultan a la memoria de los treinta mil, sino que también pisotean el legado político de Néstor.
Personalmente, me importa un rábano lo que puedan decir de Hebe los mulos de Ernestina, Magnetto y Fontevecchia. Se trata de gente que históricamente estuvo agazapada, esperando el momento para dar el zarpazo que atacara lo más profundo de la escencia de las Madres: su propia nobleza.
Los que si me preocupan son aquellos compañeros y compañeras que no conocen en profundidad esta historia y hablan por boca de ganso o, lo que es peor, tienen opiniones de circunstancia, basadas en cálculos electoralistas.
Todavía hay tiempo, compañeros y compañeras, de tener un poco de vergüenza y mirarse un minuto al espejo, antes de no poder levantar la vista.
Comentarios
me da pena en el fondo. quién la va a defender ahora? los luchadores por la verdad y la justicia que hace décadas que se tragan en silencio el destrato, las agresiones, los insultos y la humillaciones que les propina la bofini, seguro que no.
Eso lo digo en general, y en lo que a Hebe respecta hay que decir que no estuvo durante los últimos años donde tenía que estar. No sólo no tenía que estar metida en la obra pública y ontando una empresa más de las tantas, tampoco tenía que estar un 24 de marzo (¡!) en un acto electoral con Boudou (¡!). No es ese el lugar donde tenía que haber estado, y lo digo yo. Porque lo digo yo, que no soy nadie, se me puede responder que quién soy para decirle a Hebe dónde estar y dónde no. Pero en ese caso, no pidan que banquemos a Hebe como si hubiese estado donde tenía que estar, no sé si me explico. Porque si Hebe estaba ahí donde tenía que estar la bancamos todos, como la bancamos. La bancamos.
No debe ser tan dificil diferenciar los ataques de los mulos de Ernestina, etc, de los planteos de los que bancamos a Hebe en su momento. Y para los que bancamos a Hebe en su momento queda la necesidad de no calalrnos ningún planteo, pero siempre cuidando que el pañuelo no s emanche, que de esto no salga golpeada la lucha por los DD.HH. tan necesaria y tan urgente.
Ustedes, los kirchenristas, son los que tienen que convivir con la contradicción permanente. Por ejemplo, esa contradicción de defender en bloque a Hebe y a Insfrán al mismo tiempo, de hablar del "fenómeno de La Campora" cuando están hablando de una organización que defiende a Insfrán, de pretender defender los organismos de DD.HH. sin decir una palabra de Roberto López y Mario López.
Así no defienden a los organismos de DD.HH. ni a las Madres, así defienden la obra pública kirchnerista (y la de los gobernadores oficialistas), defienden la empresa.
Hebe ,se la acepta sin beneficio de inventario
http://poesiayramosgenerales.blogspot.com/2011/06/beneficio-de-inventario.html
Y si el "tsunami neoliberal" nos arrasó en los '90 no fue porque no hubiera "un Néstor" o "una Cristina". O, más precisamente, porque el peronismo adoptó, con Menem, el programa neoliberal (del que la burocracia sindical fue cómplice).
Y en lo '90, entonces, los que luchamos fuimos los de "la izquierda marxista" junto con las Madres y los organismos de DDHH no comprometidos con la impunidad que ofrecían a los genocidas los partidos patronales (PJ, UCR).
Pero desde 2003 la cosa cambió y Hebe, que reivindicaba la lucha de sus hijos en los '70 en lo s'90, pasó a alabar al kirchnerismo -tras sus gestos "simbólicos" como la bajada de cuadros, etc.- y luego quedó (consciente o inconscientemente) integrada a los mecanismos del Estado (al del gobierno, que le "bajaba" plata para que construyera las viviendas).
Entonces, la lucha histórica de las Madres (que compartimos -pese a nuestras diferencias: porque no reivindicamos la guerrilla, como ella- en los '90, e incluso en diciembre de 2001) quedó hoy sepultada por el nuevo rol de "empresaria social". Política del kirchnerismo.
http://eldiablosellama.wordpress.com/2011/06/01/sergio-schoklender-hebe-y-el-kirchnerismo/
saludos
DP
Hablo del barro donde se operan las acciones, alli debemos ser fuertes en la unión.
Hay otros espacios donde se puede debatir lo fino de la teoría.
El poder ha crecido históricamente de nuestras debilidades.
En estos momentos estoy con Hebe.
(Ivo XX)
"Personalmente, me importa un rábano lo que puedan decir de Hebe los mulos de Ernestina, Magnetto y Fontevecchia. Se trata de gente que históricamente estuvo agazapada, esperando el momento para dar el zarpazo que atacara lo más profundo de la escencia de las Madres: su propia nobleza.
Los que si me preocupan son aquellos compañeros y compañeras que no conocen en profundidad esta historia y hablan por boca de ganso o, lo que es peor, tienen opiniones de circunstancia, basadas en cálculos electoralistas."
Hay acusación? cuestión sin fundamento? Nahh.
Hay, a mi entender, una invitación a que miremos el bosque y no nos quedemos babeando con el primer arbol que se cruza.
Conu: A mi también me importa un rábano.
Una nota con toda su exclamación, interrogación y puntos aparte.
Son unos caraduras, siguen repitiendo de letanía de las "luchas" y las "injustricias" sufridas como si eso sirviera de argumento exculpatorio o justificación, Hebe es una chorra y debe paga...
Si para algo sirve este escándalo es para enterarnos que:
- el gobierno nacional descentralizó la obra pública. Son los municipios los que contratan (ya sea a cooperativas de trabajo, a Sueños Compartidos, o al sr. Roggio)
- que los fondos se liberan a medida que se presentan certificados de obra parcial cumplida.
Poco margen para la estafa y como siempre el daño lo sufrió el eslabón más débil: SS no pagó los aportes de los trabajadores. Solo ese dinero justifica su "nivel de vida"? posiblemente no, habría que ver si el "sr." además no está lavando guita del pasado familiar.
ni bruja ni blancanieves:
la bancamos a la Hebe!!!
saludos
Y ES OBVIO EL USO PERVERSO QUE TODOS LOS GORILAS FACHOS ESTÁN HACIENDO DE TODO ESTE QUILOMBO PARA INTENTAR DESPRESTIGIAR NO SÓLO A LAS MADRES, SINO TAMBIÉN AL GOBIERNO NACIONAL.
ABRAZO
Los DDHH deberían trascender a las personas y a las instituciones. Si Hebe es una delincuente -no lo se- eso no debería afectar las luchas de las Madres. De hecho, Hebe es una bocona y la mayoría sabemos diferenciar de la lucha de Madres de esta señora que celebra atentados suicidas, es antisemita y quiere mal a los bolivianos.
Vos sos el que personalizas. Y vos solo sufris las consecuencias de que las personas no respondan a tus ideales.