Hace ya unos cuanto años, mientras discutía con un compañero varios años mayor que yo sobre la figura del Robi Santucho, este compañero me dejó sin argumentos cuando me batió en forma de pregunta, una hipótesis irrefutable: -¿Cuál fue el aporte de Santucho al Movimiento Obrero Argentino?
Frente a esa interpelación, yo, que todavía sentía cierta estima por esa especie de romantisismo que inspiran las armas en manos de quienes quieren cambiar el mundo, no tuve respuesta.
Quién sí la tenía era mi interlocutor: -Poco, nene. Muy poco.
A partir de ese momento, comencé a cerrar mi apreciación hacia las organizaciones guerrilleras de las décadas del 60 y 70 en nuestro país, con posturas cada vez más críticas. Empecé a leer a Walsh, y también a otros críticos de las armas que las utilizaron cuando hacían falta, como Fanon o Ho Chi Min.
Mientras iban pasando los años, cada vez me fui convenciedo más que si esas armas están en manos de un grupo de tipos que se creen la vanguardia iluminada, son igual de peligrosas que si las tienen el Gordo Valor y la Garza Sosa.
De todas formas, hay matices, y aunque sea por su capacidad intelectual, durante algún tiempo más le seguí guardando respeto a uno pocos, como a Santucho, por ejemplo.
A quién de verdad nunca le guardé nada de respeto es a Miguel Bonasso, quien en mi opinión es un miserable, y voy a explicar por qué.
En realidad, nunca me cayeron bien estos personajes que se sientan en cuanta silla de programa de televisión les ofrecen, y que tienen impunidad para decir cualquier cosa cada vez que la lucecita roja se enciende.
Bonasso es el típico exponente del "intelectual" argentino que es más conocido por las cosas que dice en televisión que por lo que ha escrito.
Nunca leí un libro escrito por él, pero si lo he visto opinar de cuanta cosa le pregunten, ya sea en medios gráficos o audiovisuales y, por lo general, su pensamiento y sus mecanismos de razonamiento, están más cerca del medio pelo que del revolucionario que dice ser (o haber sido).
Por cierto, respecto de sus libros, una vez escuché a Luis Mattini (sí, Luis Mattini) decir que dudaba de algunas de las cosas que Bonasso escribía en sus libros sobre los 70, por dos razones: o bien porque eran relatos exagerados (cuando no ficcionados), o bien porque contaba cosas que no debían ser contadas (cuestiones de seguridad, etc.).
En estas últimas décadas, además, Bonasso se ha convertido en uno de los oráculos de cierta progresía local: esa manga de (?) que habitan en la Capital Federal y en ciertos lugares del GBA (muy pocos, por suerte), y que han transitado su vida apoyando a los peores dirigentes políticos de las últimas dos décadas (De la Rúa, Norberto La Porta, Aníbal Ibarra, Carlitos Raimundi, Oscar Laborde, Ariel Schifrin, Alejandro Mosquera, Graciela Fernández Meijide, etc.) y que ahora, cuando hay una fuerza política que les da la oportunidad para que se rediman, vuelven a hacer lo mismo de siempre, lo único que saben hacer: hablar mal del peronismo y votar a quienes su periodista de cabecera les indique.
Nadie puede negar eso: el peronismo, a través de Néstor Kirchner, les abrió la puerta a un montón de compañeros que en las últimas décadas habían estado en babia. Algunos aceptaron el convite, mientras que otros vinieron, estuvieron un rato, y rajaron. Para después andar diciendo que los peronistas son los que huelen sangre.
Y no me vengan con los peros: No existe Frente Político capaz de aglutinar solamente a la gente que a vos te gusta. Sino, sería otra cosa y no un Frente.
Así que sepanló señoras y señores: el aporte de los tipos como Miguel Bonasso (y por caracter transitivo, el de ustedes) al Movimiento Obrero Argentino, es nulo, ínfimo, casi nada.
Por ahí los necesitemos para el ballotage dentro de dos años. Ahora sigan comprando libros en Hernández y yendo a tomar café a La Giralda.
Frente a esa interpelación, yo, que todavía sentía cierta estima por esa especie de romantisismo que inspiran las armas en manos de quienes quieren cambiar el mundo, no tuve respuesta.
Quién sí la tenía era mi interlocutor: -Poco, nene. Muy poco.
A partir de ese momento, comencé a cerrar mi apreciación hacia las organizaciones guerrilleras de las décadas del 60 y 70 en nuestro país, con posturas cada vez más críticas. Empecé a leer a Walsh, y también a otros críticos de las armas que las utilizaron cuando hacían falta, como Fanon o Ho Chi Min.
Mientras iban pasando los años, cada vez me fui convenciedo más que si esas armas están en manos de un grupo de tipos que se creen la vanguardia iluminada, son igual de peligrosas que si las tienen el Gordo Valor y la Garza Sosa.
De todas formas, hay matices, y aunque sea por su capacidad intelectual, durante algún tiempo más le seguí guardando respeto a uno pocos, como a Santucho, por ejemplo.
A quién de verdad nunca le guardé nada de respeto es a Miguel Bonasso, quien en mi opinión es un miserable, y voy a explicar por qué.
En realidad, nunca me cayeron bien estos personajes que se sientan en cuanta silla de programa de televisión les ofrecen, y que tienen impunidad para decir cualquier cosa cada vez que la lucecita roja se enciende.
Bonasso es el típico exponente del "intelectual" argentino que es más conocido por las cosas que dice en televisión que por lo que ha escrito.
Nunca leí un libro escrito por él, pero si lo he visto opinar de cuanta cosa le pregunten, ya sea en medios gráficos o audiovisuales y, por lo general, su pensamiento y sus mecanismos de razonamiento, están más cerca del medio pelo que del revolucionario que dice ser (o haber sido).
Por cierto, respecto de sus libros, una vez escuché a Luis Mattini (sí, Luis Mattini) decir que dudaba de algunas de las cosas que Bonasso escribía en sus libros sobre los 70, por dos razones: o bien porque eran relatos exagerados (cuando no ficcionados), o bien porque contaba cosas que no debían ser contadas (cuestiones de seguridad, etc.).
En estas últimas décadas, además, Bonasso se ha convertido en uno de los oráculos de cierta progresía local: esa manga de (?) que habitan en la Capital Federal y en ciertos lugares del GBA (muy pocos, por suerte), y que han transitado su vida apoyando a los peores dirigentes políticos de las últimas dos décadas (De la Rúa, Norberto La Porta, Aníbal Ibarra, Carlitos Raimundi, Oscar Laborde, Ariel Schifrin, Alejandro Mosquera, Graciela Fernández Meijide, etc.) y que ahora, cuando hay una fuerza política que les da la oportunidad para que se rediman, vuelven a hacer lo mismo de siempre, lo único que saben hacer: hablar mal del peronismo y votar a quienes su periodista de cabecera les indique.
Nadie puede negar eso: el peronismo, a través de Néstor Kirchner, les abrió la puerta a un montón de compañeros que en las últimas décadas habían estado en babia. Algunos aceptaron el convite, mientras que otros vinieron, estuvieron un rato, y rajaron. Para después andar diciendo que los peronistas son los que huelen sangre.
Y no me vengan con los peros: No existe Frente Político capaz de aglutinar solamente a la gente que a vos te gusta. Sino, sería otra cosa y no un Frente.
Así que sepanló señoras y señores: el aporte de los tipos como Miguel Bonasso (y por caracter transitivo, el de ustedes) al Movimiento Obrero Argentino, es nulo, ínfimo, casi nada.
Por ahí los necesitemos para el ballotage dentro de dos años. Ahora sigan comprando libros en Hernández y yendo a tomar café a La Giralda.
Comentarios
Vos fiscalizas para el Vasco?
Mira que igual estamos cubiertos con los fiscales, pero gracias por la onda...
Goria
Respecto del peronismo de los noventa, claro que existieron, pero esos tipos o ya no están, o reconocieron su culpa.
Y estamos hablando de tipos que tomaron medidas económicas grosas, no me vengan con los Intendentes.
Ahh, todavía no (?)
Compañero, mire que le avisamos que con los cruzados es imposible salir del fubismo.
UD le pega a LdS, y saltan ellos; no importa sobre que este hablando, si habla es un ataque, y si no habla es que se rindió. ;-P
Lo más tragicómico va ser cuando después del 29J cierren con Juez y Binner, que ya están haciendo de claque del Colorado; el domingo se pasaron una hora escuchando a Don Paco (Francisco), esperando que en Tres Poderes le dieran su racion de 15 minutos.
En fin, es lo que hay, un abrazo
leí "el presidente que no fue", de bonasso, y me pareció excelente. No dice haber sido un revolucionario, ni mucho menos...
no entiendo xq viene la demonización...
saludos
martín
"Bueno, si, si, pero no...", responde tirando la pelota afuera.
No tanto Santucho individualmente pero si hizo aportes al movimiento obrero, quizás debas investigar un poco lo sucedido en los ingenios azucareros del norte. No creo que el prt haya sido una banda de loquitos que se creian vanguardia de algo, no me parece justo que para pegarle a un revolucionario devenido en progre como Bonasso afirmemos cosas como que Santucho no le aportó nada al movimiento obrero. Seguro ese hombre mayor con el que hablaste, no sabe mucho de la importancia de la lucha movimiento obrero de santiago del estero en los 60´s y 70´s.
Por otro lado, el escritor Fogwill también criticó a Bonasso por haber escrito mentiras pero bien escritas. A pesar de todo, aunque Bonasso no es de mi simpatia, no puedo negar que las denuncias que llevó a cabo por la Barrick Gold y luego ver a directivos de la BG en la casa rosada, fueron un tanto chocantes.
Un saludo conurba!
Alejandro A
¿Qué se siente volver a la casita del Viejo Raúl?
¿Están practicando “volveremos, volveremos, como en el noventa y nueve,…?
Un beso para Maria Avelina. ;-P
Con Sabatella me pasa algo parecido, aunque puedo llegar a estimarlo. Es el motor camporista de la leyenda de los barones (que para mi, en sentido estricto, no pasan de ser más de 3 o 4 intendentes). Por ejemplo, en San Fdo (tengo entendido que en La Plata también) hay presupuesto participativo (incluso con más peso relativo en la ecuación habitantes/dinero a participar), se redujo la mortalidad infantil a la par del vecino rico, San Isidro, y además, se ocupa el primer lugar en el conurbano en lo que respecta a transparencia y acceso a la información pública (Moron está tercero o cuarto despues de Avellaneda), sin embargo, él se mantiene en sus trece, despotricando contra "el vetusto pejotismo que no puede ser jamás respuesta, sino circunstancial, a los problemas de la gente".
Creo que eso es lo que nos jode, que sea funcional a la gilada que apuntala, desde la izquierda, la leyenda negra de los barones y el "son todos lo mismo".
ah, bueno. Me quedo más tranquilo. Por mi parte, para libros fascinantes me sigo quedando con Asimov.
Y salto por el Conu y si el conu lo dice por Othacehé también.
Que Sabatella se deje de hablar de los barones del conurbano . Que hable de Laborde o Dio Dio.
Es muy difícil mantenerse calmo en las agresiones. El que se calienta pierde. Pero estos pibes entraron perdiendo porque entraron calentitos los panchos.
AnonimA
Saludos.
abrazo peronista
Coincido mucho con lo que pensas, aunque a mi durante mucho tiempo me gustarón los libros de Bonasso... es tristísimo ver como le hace le juego a la derecha cuando lo invitan a los programas "periodísticos"
Un abrazo compañero!!
El aporte del peronismo de los ´70 a la clase trabajadora está por demás claro: La ley 20.744 de Contratos de Trabajo, la más progresista de toda América escrita por Norberto Centeno (era tan buena que lo primero que hicieron los milicos cuando asumieron fue derogarle 99 artículos) y además en los pocos años que hubo de peronismo (73-76) se recuperó el famoso Fifty&Fifty de distribución del ingreso (eso que para los progres es una entelequia).
La Fundación de Asimov es de lo mejorcito que leí y los guardianes son unos místicos que mucho no me caben, aunque admiro su capacidad organizativa.
Abrazo, ManuK.
La verdadera decepción del trabajador con el peronismo fue en los ´90.
La verdad que sacar militantes de las fábricas, que tenían un laburo legal en algún frente gremial, para compartimentarlos y mandarlos al monte, no me parece un aporte muy generoso a la historia del mov. obrero argentino.
ni te gastes conurbano (q igual no lo vas a hacer), es tal cual dijo luis mattini ?¿
xq no se puede calificar a esos dirigentes como lo peor? xq hubo peores aún? (discutible)
el malestar es x el vaciamiento de la palabra, el discurso que luego no se lleva a la práctica
.......
el título del post anterior p m fue pertinente
Durito: nadie ninguneó a Santucho (al menos yo no). Y si leyeras el blog de vez en cuando (o supieras de mi intervención en otros medios de comunicación) deberías saber que no soy "blogger", que esto es un pasatiempo, y que el 95% de mi tiempo se lo dedico a otras actividades.
Saludos.